Partiendo de la misma idea que generó la serie de bodegones de basura (dedicar cualquier minuto suelto a hacer algo, en cualquier lugar, con cualquier pretexto) empecé esta serie de fotografías de urinarios públicos.
La primera foto de esta serie la hice en el recinto Ferial de Santa Cruz de Tenerife, sin pensar para nada en esto, pero fascinado por esta serie de urinarios vacíos.
Al final se han convertido en una especie de diario de viaje, encontrando la inspiración en el momento menos esperado, buscando el momento exacto en el que no hay testigos. El resultado se mueve entre un homenaje-crítica al urinario de Duchamp y sus devenires, y una crónica de alivios de un varón adulto prostático.
Pequeños cuadros repujados por mí y esmaltados por Chanchy Núñez.